Hábitos saludables para cuidado de los pies

Presentamos algunos consejos saludables que debes tener en cuenta a diario y que te permitirán prevenir la aparición de enfermedades en los pies:

• Calzado cómodo, pero no en exceso. Debemos calzarnos con un zapato cómodo, que no nos apriete excesivamente ni tenga costuras que pueda provocarnos heridas. Aún así, ésta comodidad no significa que debamos darle total libertad al pie dentro del zapato. El calzado debe tener los refuerzos necesarios para contener los movimientos patológicos del pie, además, debe tener una suela lo suficientemente gruesa y rígida como para separar la planta del suelo, sin que sintamos cada una de las irregularidades del terreno en la misma.

• ¡Cuidado al cortarnos las uñas! El corte de uñas debe ser recto; si lo dejamos curvo, los picos laterales de las uñas (llamados espículas)  pueden clavarse en la piel y dar lugar a una uña incarnada. Esta patología es muy frecuente y puede surgir por varios factores además del corte de uñas como pueden ser la morfología natural de la uña o el uso de un calzado inadecuado. La uña incarnada provoca mucho dolor, inflamación del dedo y suele acabar en infección. En caso de aparecer esta patología, es imprescindible acudir al podólogo quien nos dará un corte adecuado para evitar que se repita el caso.

• No solo es importante insistir en lavar sino también en secar. Debemos lavarnos los pies a diario, normalmente al final del día al quitarnos el calzado. Lo ideal es lavarlos con jabón neutro y agua tibia o directamente dedicarle unos minutos al ducharnos. Igual de importante es el secado de los pies: el agua penetra en los espacios interdigitales y pueden permanecer húmedos, creándose un ambiente propicio para la aparición de hongos y para la formación de heridas. Es necesario indicar que el secado debe hacerse con toalla y no con secador de pelo, pues estamos exponiendo los pies a una fuente de calor muy elevado que puede debilitarnos la piel de la zona expuesta.

• En las duchas y piscinas públicas, SIEMPRE chanclas. En las zonas públicas, en especial aquellas donde la humedad es continua, se recomienda el uso de chanclas. De hecho, en la mayoría de gimnasios y piscinas de uso público podrás ver que el uso de calzado es obligatorio. El contagio de enfermedades de origen vírico, bacteriano o fúngico como son los papilomas o los hongos es altamente frecuente en estas áreas, ya que el germen patógeno es más longevo en medio húmedo y por ellas pasan muchas personas a lo largo del día.

• No andar descalzo NUNCA. El calzado, además de embellecer nuestra figura o permitirnos ir a la moda nos protege de golpes y en general de los peligros del medio externo, por lo que es recomendable andar siempre calzado. Este punto va especialmente indicado a los pacientes con los denominados “pies de riesgo” (diabéticos, con insuficiencia vascular,…) donde la enfermedad además de enlentecer el proceso de curación de las heridas daña las terminaciones nerviosas, perdiéndose la sensibilidad e incrementando la peligrosidad de la lesión.

• Quien trata las afecciones de los pies y por tanto sabe usar el instrumental es el podólogo. Hay que tener mucho cuidado con el instrumental y los medicamentos especializados en el tratamiento de los pies, ya que se precisa del conocimiento de un profesional para su uso. Es por ello que debemos evitar usar medicamentos de farmacia tipo callicidas, máquinas para raspar las durezas y demás por nosotros mismos o al menos sin la autorización de un podólogo. Aunque pueden ocasionarnos problemas a todos, estos instrumentos y medicamentos sin prescripción pueden ser altamente perjudiciales para los pacientes con pie de riesgo incluso llegando a comprometer la viabilidad del miembro.

• No comprar un calzado específico sin conocimiento. Está muy de moda comprarse una zapatilla de deporte en función de ser pronador o supinador. Sólo un podólogo puede dar un diagnóstico de la morfología (patológica o no) de tu pie, y por tanto es el único que puede recomendarte el calzado que debes utilizar. Cada uno de los elementos que lleva el calzado tiene una finalidad concreta (ciencia denominada escarpología), y el asesoramiento puede dárnoslo vendedores especialistas en calzado, pero estos solo podrán intervenir a la hora de recomendar una marca, o una zapatilla según el terreno en el que se practica la actividad, pero nunca podrá recomendar una zapatilla en función de la morfología del pie. Un mal asesoramiento podría terminar en una afectación grave no solo a nivel del pie, sino a nivel estructural del cuerpo.

• Por muy cómodo que sea el calzado cerrado, usar siempre calcetines. Van a evitar el roce con el calzado y van a actuar como secante (si son de un alto porcentaje de algodón) previniendo la aparición de hongos.

Sé cuidadoso, pregunta tus dudas a los profesionales y recuerda que los pies son el sostén de todo el cuerpo,  ¡merecen tu atención!