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Aunque se desconoce la etiología específica de la enfermedad de Buerger, se sabe que guarda una gran relación con el hábito de fumar. Además del tabaco también puede influir otros factores como: diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemias o alteraciones genéticas.
Esta enfermedad se manifiesta en brotes sucesivos durante toda la vida y se caracteriza por ser una trombosis inflamatoria que afecta a venas y/o arterias de miembros inferiores y superiores. Empieza a manifestarse con claudicación intermitente o isquemia en diversas partes, como pies, piernas y ocasionalmente las manos o incluso en dos o más miembros. Pueden aparecer en los pulpejos de los dedos y/o zonas interdigitales. Debemos tener en cuenta que son muy dolorosas.
No existe cura para la tromboangeítis obliterante. El objetivo del tratamiento es controlar los síntomas y prevenir el empeoramiento de la enfermedad. Una parte fundamental es que el paciente deje de fumar. Aplicar calor y hacer ejercicio ligero pueden ayudar a aumentar la circulación. La aspirina y los medicamentos que abren los vasos sanguíneos (vasodilatadores) pueden ayudar.
En casos muy serios, una cirugía para cortar los nervios que van al área (simpatectomía quirúrgica) puede ayudar a controlar el dolor.
En caso de que el paciente presente úlceras, el tratamiento a seguir es una terapia de ozono durante 40 minutos en dos ciclos de 15 minutos con un descanso de 5 minutos entre ciclos para favorecer la circulación y la cicatrización. Curas húmedas proporcionando ambiente adecuada para promover el crecimiento del tejido, protegiendo la herida y previniendo la destrucción del tejido sano y protegiendo la piel perilesional usando ácidos grasos. La amputación se reserva como última alternativa ante el fracaso de los tratamientos mencionados y cuando las úlceras evolucionan de manera tórpida o existe gangrena.
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